¿Te ha pasado alguna vez esto?, ¿estar envuelto en varios proyectos y en algunos de estos estar atascados en algún punto y otros no saber muy bien como están?, ¿Sentir qué no puedes con todo y que se va ir todas las cosas al traste?, ¿tener ganas de tirar la toalla y que otro se encarga?, ¿Sentirte cansado mentalmente y no saber por dónde avanzar o que tarea realizar a continuación?
Estos días he estado leyendo un libro sobre productividad personal y uno de los puntos que analiza es este, el saber donde estás, tener este punto de partida es muy importante para poder alcanzar tus objetivos, ya que si quieres escalar el monte Everest por ejemplo, que son más de 8.000 metros, no es lo mismo si partes de los 7.000 metros a si partes de los 100 metros, o si ni siquiera estás en el país donde está la montaña que quieres subir.
Otro ejemplo sería, que quieres ir a un punto pero no sabes si está al norte o al sur de tu posición, por tanto, tampoco te sirve de nada una brújula y conocer el destino.
Además, hay que pensar que muchas veces, tenemos más de un proyecto en el que estamos envueltos o somos responsables y la mayoría, por lo menos dos áreas de responsabilidad, el trabajo y la familia (aunque pueden ser más como aficiones, otros proyectos profesionales, etc).
Por tanto, en el típica vorágine de cosas que tenemos que hacer, es importante, parar un momento y ver dónde estamos.
Y, ¿Cómo se hace esto?
Pues lo primero es parar, si parar, parece difícil cuando tienes mucho que hacer, pero si no paras un momento seguirás trabajando indefinidamente sin saber donde estás y a donde vas. Pero además no te aconsejo que pares en un momento que estés cansado, sino que estés fresco, piensa que lo que vas a hacer, va a determinar tu forma de actuar en los próximos días.
Es lo que llaman Pierde un día para ganar cien, por tanto, necesitas parar, necesitas estar despejado mentalmente y necesitas dedicar un poco de tiempo.
Bien, una vez tienes el momento y la predisposición adecuada, empieza a hacer un listado (ya sea en papel, o en el ordenador o en el móvil, donde te sea más cómodo), de todas las cosas que tienes en la cabeza que y están rondado por ella, de todos las cosas que te has comprometido a hacer, de todas las cosas que quieres hacer, haz un vacío total de tu cabeza.
Una vez has vaciado tu cabeza de compromisos y cosas que has de hacer, cosas que quieres hacer, etc.
Determina, cuales de estas cosas, realmente quieres hacer o deberías hacer. Se sincero en este punto, pues todo lo que no quieras hacer o realmente no puedas hacer, mira si las puedes delegar o hablar con la persona correspondiente para explicarle que realmente no lo puedes hacer.
El siguiente paso es ver todos los proyectos que tienes en curso, en que punto estás de los mismos y cuanto te falta por terminar. Mira uno a uno y date tu tiempo.
A mi para los proyectos me gusta hacer un tabla donde tengo varias columnas:
- Nombre del proyecto
- Situación: si está OK o tiene algún problema.
- ¿En qué punto del proyecto estoy?.
- Si estoy bloqueado, ¿Por qué estoy bloqueado?
- ¿Cuál es la siguiente acción para avanzar?
Esta pequeña tabla es mágica, la verdad es que quita mucho estrés y te sirve para ver exactamente donde está en todas las cosas que estás metido y como has de proceder para avanzar, también puedes compartir la tabla con otras personas con las que colabores, para que te puedan ayudar o puedan entender donde estas y de esta forma no te han de estar preguntando continuamente como va un proyecto u otro.
También, puedes mirar todos los proyectos que están aplazados o a la espera, por si ya son el momento de iniciarlos.
Finalmente, mira tus áreas de responsabilidad, ¿están equilibradas con el número de proyectos?, ¿tienes un equilibrio entre responsabilidades de trabajo, familiares, tiempo para ti, etc?, y ahora pregúntate, tal como están las áreas de responsabilidad, ¿es realmente lo que quiero?
Pues bien, en el momento en que has vaciado tu mente, ves todos los proyecto en que punto estás y el equilibrio que hay en tus áreas de responsabilidad, ya puedes tener más claro en que punto estás y a partir de aquí determinar si vas en una dirección o en otra.
- Quizás te das cuenta que el camino que estás recorriendo no es el que quieres y tengas que cambiar.
- También pude ser que vayas por buen camino, per sea necesario mejorar o pulir algunos detalles.
Sea como fuere, ahora sabrás, dónde estás y te puedes preocupar de dónde quieres llegar.
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